Casi ya 20 años…

Josñe Mª Cardona Natta

Illa del rei
21/07/24

Ninguno de nosotros nos habríamos podido creer aquel 10 de septiembre del 2004, cuando un grupo de una docena de amigos empezamos a ir a la isla del Rey para intentar recuperar el maltrecho edificio del primer hospital construido por los ingleses en el mundo (1711), que hoy en día – después de 20 años – lo veríamos tal como está.

La iniciativa fue de Luis Alejandre, cuando un amigo suyo le pidió que – por su condición de militar – acompañara a un hijo suyo, estudiante de arquitectura, para hacer fotos y hacer mediciones con el fin de levantar planos, ya que quería hacer su tesis de final de carrera sobre las edificaciones.

En los 20 años (los cumpliremos en septiembre), que llevamos yendo a la isla (domingos de 9 a 11) se ha llevado a cabo la recuperación del edificio y su entorno, tal como lo conocemos ahora. Además se ha dotado de contenido museístico, tal como biblioteca especializada en medicina (casi 10.000 volúmenes), primer museo de farmacia de Baleares, la exposición de material médico (posiblemente la más importante de España), entre otros… Asimismo se está trabajando en la creación del Centro de Interpretación del Puerto de Mahón, con interesantísimas aportaciones de particulares. Todo ello gracias a la desinteresada labor continuada de un irrepetible y eficaz voluntariado.

La actividad se mantiene todo el año, sin periodos de descanso de vacaciones, ni por «temporada baja», por ello en estos 20 años, con actualmente unos 150 voluntarios activos, solamente en 15 domingos NO hemos ido a la isla, excepción hecha – claro está – del periodo de pandemia.

La concesión administrativa de la que dispone la Fundación Hospital de la Isla del Rey por parte del Ayuntamiento de Mahón es por un periodo de 15 años, ampliable hasta 25; ello ha permitido subrogar espacios logrando, en conversaciones iniciadas en 2016, formalizar un convenio con los galeristas Hauser&Wirth, lo cual ha representado no solo un apoyo incuestionable a la actividad de la Fundación, sino un innegable impulso a la economía y no solo de Mahón, sino de toda Menorca.

Cuando hace unos años, en una conversación con personalidades del mundo del arte les comentamos la posibilidad de que podríamos alquilar uno de los edificios de la Isla del Rey (el que llamamos Lángara) a los galerístas Hauser&Wirth, su respuesta fue, «¿ habéis bebido ?, si estos no van ni a Arco !» . Pues aquí nos tenéis!. Con un convenio según el cual gestionan el transporte, exponen obras de arte, llevan la Cantina, reciben y atienden visitas, etc. Este año exponiendo – entre otras – 60 esculturas de Chillida.

Agradecemos su colaboración apoyando con ello conseguir los fines estatutarios de la Fundación.

Para conmemorar este aniversario, la Fundación amén de otros actos, expondrá en un local de la c/ Nueva de Mahón, documentación y material gráfico y visual de las actividades más destacadas llevadas a cabo durante estos años.

Con el deseo – compartido por todos – de poder ver finalizada la recuperación del antiguo Hospital Naval Inglés de la Isla del Rey, esperamos su visita y agradeceremos su colaboración.

José María Cardona-Natta

Voluntario

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Pilar Lafuente

Donaciones

Illa del rei
12/07/24

En mi familia la lectura fue una de las principales actividades. La biblioteca de mis padres, abundante y surtida como una pastelería, tenía para nosotros, los hijos, pocas limitaciones en cuanto a su uso. Si acaso, aquellos títulos que no se hallaban a la altura de nuestra comprensión o nuestro desarrollo mental o moral, tampoco se encontraban físicamente al alcance de nuestra mano, reposando en los estantes más altos de las librerías a la espera de tiempos más acordes con nuestro conocimiento y desarrollo. El libro, pues, figura entre los primeros recuerdos visuales del hogar familiar en mis épocas infantil y juvenil. A lo largo de los años, he hallado en ellos fantasía, información, ejemplo, deleite estético y, no pocas veces, cobijo.

No recuerdo cuando comencé a percibir los libros como objeto de colección, adquiriendo más sentido y trascendencia que la sola lectura. Quizá fuera cuando los de la biblioteca de mi padre comenzaron a desbordar el lugar que tenían asignado en la casa para expandirse por cualquier superficie capaz de contenerlos, con el objeto de hacerle hueco a otro tipo de libros que habían aparecido en su vida con un interés especial.

Fue a esta última actividad a la que mi padre dedicó más de cuarenta años de su vida, desde los primeros años 60 hasta los primeros 2000, cuando falleció. Tuvo una intención, la de utilizarlos como fuente de datos para sus numerosos escritos sobre Menorca, y un nombre, el de biblioteca menorquina, para distinguirlos del resto de libros que había en su casa. También tuvo su propio lugar, su despacho, donde colonizaron en adelante todo espacio disponible para este menester con exclusión de cualquier otro tipo de literatura.

No era una biblioteca demasiado extensa en cuanto a número de ejemplares, pero sí una de las más variadas sobre tema menorquín, con secciones como Historia, Cartografía, Náutica, Prehistoria, Lengua, Poesía, Arqueología, Geografía… con un nexo común: ser de autores menorquines o no menorquines, pero que hablasen de la isla de Menorca.

He tenido la suerte de heredar algunas de esas piezas y considero que adquieren su mayor significado cuando, junto con otras, contribuyen al estudio de nuestra Isla, de su especialísima cultura y condiciones, de las personas que contribuyeron a elevar su nivel cultural, científico o, simplemente, describir sus costumbres, sus actividades y su particular modo de vida.

Es por ello que, en nombre de mi padre, Eusebio Lafuente, he entregado algunos libros a la Biblioteca de la Isla del Rey, como pequeña contribución al esfuerzo, el entusiasmo y la labor cultural que llevan a cabo los voluntarios que forman parte de su Fundación.

Quizá el más original, por su antigüedad y su características físicas e históricas sea la Ordenanza de Hospitales Militares, un manuscrito fechado en 1739, encuadernado en piel de cordero y minuciosamente descrito por el general Alejandre, presidente de la Fundación Hospital Isla del Rey, en su blog S’Illa del Rei. Fue él quien encargó su restauración a Judith Tur, cuyo desinteresado y perfecto trabajo ha dado vida a este interesante libro mucho tiempo más. Se trata de un Reglamento de hospitales con todas las disposiciones oficiales que debían regir en un hospital militar del siglo XVIII, destinado específicamente a nuestra Isla. Una de sus particularidades es que está publicado en 1739, fecha en que Menorca estaba aún bajo dominación británica, y no fue de aplicación hasta que volvió formar parte de España, en 1782.

Otra de las obras que han pasado a la Biblioteca de la Isla del Rey es el Tratado de Medicina Legal en cuatro tomos del Dr. Orfila, un personaje tan original y polifacético como valioso a la hora de estudiar la Menorca del siglo XIX y conocer su esencial aportación al campo de la Medicina y la Química. Mateo Orfila fue un ejemplo muy significativo de lo que Menorca era capaz de producir en el aspecto sociocultural entre la clase burguesa. Jóvenes con acceso a una buena formación, refinamiento en sus costumbres y un proyecto de vida profesional que, como en su caso, los llevaba a menudo fuera de los pequeños límites de su entorno. Los tomos del Tratado de Medicina Legal, fechados entre 1847 y 1849, conservan la encuadernación original típica de la época, y fueron, en su momento, un material indispensable de estudio y trabajo y un ejemplo de cómo las diferentes Ciencias pueden auxiliarse unas a otras.

Finalmente, a ellos se suma el Tratado de Homeopatía, de Cristóbal García Tenorio, publicado en Mahón en 1900, en la imprenta Fábregues de la calle de la Infanta. Un ejemplo de conocimiento profundo de las sustancias naturales aplicadas a muy diversas dolencias y especialmente dedicado por el autor a su uso por parte de las familias.

No me queda más que desear larga vida a la Fundación Hospital de la Isla del Rey y expresar mi agradecimiento por la labor que llevan a cabo quienes ofrecen su tiempo y sus conocimientos a aumentar los de todos cuantos nos beneficiamos de ellos.

Pilar Lafuente González

Voluntaria

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David Nuttal

El transporte marítimo sigue imprescindible a través de los tiempos

Illa del rei
17/06/24

Como voluntario en la Isla del Rey todos los domingos, uno no puede evitar darse cuenta de los cambios en los movimientos del mar en el corto trayecto en lancha que nos lleva de ida y vuelta a la isla. Puede estar en calma total cuando cruzamos a las 8.30 de la mañana, y después agitado en el camino de vuelta a las 11.30.

Esto me hizo pensar en los años 1700, cuando se utilizó por primera vez el hospital de la isla y los barcos no tenían motor. En su lugar, eran propulsadas por jóvenes sanos y fuertes que transportaban a los marineros o soldados enfermos o heridos a través de las aguas. Si el mar estaba demasiado agitado y soplaba un fuerte viento del noroeste, los barcos no podían cruzarlo a pesar de esforzarse al máximo. Este sigue siendo el caso hoy en día, cuando a menudo los voluntarios tenemos que abandonar el embarcadero de Fontanillas y utilizar el muelle más grande junto al Club Náutico de Mahón.

Ahora bien, ¿a qué viene todo esto? Bueno, estaba contemplando cómo se transportaban los médicos y los pacientes enfermos en los años cincuenta. Resulta que no cruzaban a remo, sino que utilizaban un motor diésel. La embarcación tenía 16,7 m de eslora y podía albergar a dos pacientes en hamacas en el interior con un toldo cubierto. Este barco también hacía viajes a la isla de Lazareto. Hay fotografías que lo confirman, con los médicos sonriendo felizmente en sus túnicas blancas.

Se menciona un barco en los años 20 y 30 utilizado para el transporte al Hospital Militar que tenía un motor de gasolina Kall de 2 tiempos, pero dudo que hubiera sido este barco de 16,7 m. Sin embargo, en los años 50 el representante local de Motores Briania Colchester, don Guillermo J. Orfila, cuyo local comercial se encontraba en la calle Ravaleta (Mahón, donde ahora está la zapatería La Torre), consiguió que se instalara un motor en la embarcación Falúa de porta-camillas del Hospital Militar. Este motor de 4 tiempos de gasolina de 10-12 CV, el primero que manejó Gori con apenas dieciocho años. Posteriormente fue cambiado por un Hispano Suiza. Como aficionado al maquetismo, me hicieron llegar los planos «originales» de un barco que era el porta camillas del Hospital Militar. Amplié los planos y de allí construí una maqueta durante el período de aislamiento del COVID. Tiene motor eléctrico y es de radiocontrol, con dos camillas en el interior.

David Nuttal

Al tratarse de una maqueta de tamaño pequeño, el día de la botadura requería un mar tranquilo para comprobar cómo mi embarcación afrontaría la travesía tradicional desde Fontanillas hasta la isla. A las 9 de la mañana del 8 de julio de 2023, y con el apoyo de un amigo y su lancha neumática, crucé los dedos a que la batería de mi barco durara y que el casco no se llenara de agua. Cruzó a motor sin sufrir interferencias de embarcaciones mayores que atravesaban nuestro camino y Carlos, sin que yo lo supiera, grabó un vídeo de su viaje inaugural.

Mi próximo reto es el viaje de vuelta. Puede que incluso tenga dos barcos para la travesía, ya que también tengo una maqueta del Atlantic Challenger de Richard Branson, que atracó en Menorca hace unos años.

Desde que escribo esto, he vuelto a realizar otro viaje exitoso a la isla con mi maqueta, que ahora está expuesta allí. Y he construido otra maqueta, esta vez es un barco de vapor eduardiano con un motor antiguo pero funcional que me regaló un amigo que tiene una larga relación con Menorca. Opera con alcohol metílico y superó todas las pruebas de botadura y navegación.

Así que, ojo, puede que ahora organice una travesía triple!

David Nuttal

Voluntario

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Psiquatría en la Illa del Rei

José Rebordosa Serras

Illa del rei
Maó24/05/24

Mi primera visita a la Isla del Rey fue como cualquier turista, aun no residía en Menorca, guiado por uno de los voluntarios de la Fundación, fui recorriendo las diferentes estancias, planta baja y primer piso, exterior, con muchas cosas que ver y comprender la asistencia médica que se proporcionaba en el lugar, a la vez que observar cómo está siendo reconstruido un recinto hospitalario, militar en su inicio, y civil en sus últimos años.

Mi impresión fue de asombro por los recursos empleados para su reconstrucción, y la capacidad de los voluntarios para traer al presente unas instalaciones tras las cuales se escondían recuerdos, experiencias médicas, pacientes y, en definitiva, las muestras de un hospital que refleja una historia ligada a la isla de Menorca. Mi interés, reforzado por voluntarios y animado por el «fuerza major», Luis Alejandre, fue determinante para iniciar un proyecto que a priori me pareció complejo, poco documentado y prácticamente nula información clínica de los pacientes que allí estuvieron.

Como especialista en Psiquiatría, procedente de una Escuela Profesional en el Hospital Clínic de Barcelona, acostumbrados a ser pioneros en muchos estudios, colaboraciones, etc., y contemplar la psiquiatría como una especialidad médica, con una connotación científica obligada, se me planteó una regresión al pasado y un reto, conocer qué tipo de Psiquiatría podía encontrar de Menorca en su época y en el Hospital de la Isla del Rey, debía contextualizar el proyecto, es decir ponerme en el »ambiente» histórico.

Por ello inicié el proyecto de la forma más amplia posible, llevándome a abordar un estudio o una historiografía social de la salud mental en la Menorca del siglo XVIII. Enrolado en las filas del voluntariado inicié la búsqueda con la biblioteca del propio hospital donde empecé a encontrar libros de médicos que estuvieron en el hospital, listas de los médicos directores del hospital, topografías médicas de ingleses, franceses y españoles, el libro de la historia del hospital, totalmente recomendable, etc., siempre ayudado por su eficaz bibliotecario.

En mi búsqueda de datos e información empecé, dentro del crisol internacional del voluntariado, a contactar con ingleses y orientarme acerca de lo que ellos conocían, archivos en hospitales miliares, archivos en Londres, y también orientado por voluntarios menorquines muy eruditos en la historia de su isla, que me aconsejaron hurgar en bibliotecas de Mahón y Ciudadela, Municipales, Militares y de los múltiples Museos y Centros con amplia información cultural de la Isla.

Comencé a catalogar y cotejar temas que podían ser de mi interés en la búsqueda de información de Menorca y las circunstancias históricas : Historia de Menorca, de la Medicina en Menorca, de la Historia del mismo hospital, interesarme por la Antropología, por su Sociología, por los primeros atisbos de Psiquiatría en Menorca, las Instituciones , la Sociedad y su estructura, la Agricultura, la Sanidad, y la presencia de los protestantes, ortodoxos, la brujería en Menorca, los corsarios, los griegos, los judíos, los rusos, la historia de España peninsular, la historia de la Psiquiatría y la peculiaridad menorquina frente a la de las islas baleares.

Grandes personajes me han surgido de la lectura disponible leída, y ya comencé a vislumbrar insuficiente centrar la búsqueda en el siglo XVIII, debía recabar historia del XVII y ver como se inició el XIX: así surgieron nombres como Oleo, Mateo Orfila, Hernández, Ramis, A. Cardona, y muchos más que he ido descubriendo por los historiadores. En Menorca tenemos (con permiso, ya me considero un menorquín adoptivo…), grandes historiadores, ha sido una isla muy estudiada por autores brillantes: M.A.Casasnovas, M.Mata, J.M.Quintana, Vidal, Terron, Sintes, Ramis, Salord, Mendez, M. Serra, Seguí, Ponce y otros, sin olvidar la magnífica Enciclopedia de Menorca y sin privarme de la lectura de recomendados autores extranjeros que vivieron en la isla: Armstrong, Passerat de la Chapelle, Lindemann, Foltz, Cleghorn, etc., por citar los más conocidos. Unos y otros, rebuscando en sus libros me está ayudando a entender mejor los diferentes puntos de vista histórico-social.

La historia, la sociología, se han convertido, para este proyecto, en una herramienta, un instrumento interpretativo que me permitirá comprender las raíces de la historia psicológica y psiquiátrica de la isla, pues el uso de las categorías y la nomenclatura de la psiquiatría actual no se pueden entender sin el contexto social y político por el cual Menorca atravesó en los tres siglos, y no pudiendo utilizar los diagnósticos actuales y los cuadros clínicos para describir los de épocas anteriores. Lo que sabemos hoy no nos sirve de referencia para analizar el pasado de la psiquiatría y la asistencia psiquiátrica.

En definitiva, la cultura de la sociedad menorquina de siglos pasados tiene mucho que ver con el proyecto a abordar. La dificultad de estudiar con ausencia de historiales clínicos, libros de registro, etc., es muy distinta de lo que relata la historia oficial de la psiquiatría de la historia «desde abajo», es decir, lo que realmente ocurría en la sociedad. Desde esta perspectiva, se desenvuelve el proyecto, es decir se debe conocer lo que realmente ocurría en el día a día del pueblo llano, como se vivía la muerte, el duelo, el trabajo, la religión, los estamentos sociales, la música, la pintura, las costumbres, los refranes, mitos y las tradiciones trasladadas de generación tras generación. Todo ello me podría llevar a vislumbrar la aparición de posibles trastornos psicológicos y psiquiátricos, y como fueron tratados. A estas alturas del proyecto, se me antoja «un ir descubriendo», poco a poco, un aspecto interesante de la historia de la isla de Menorca que posiblemente tendrá mucho de elucubrativo, especulativo, pero si ello sirve de ayuda a comprender mejor nuestra isla, será positivo. Y parafraseando a un gran personaje de la Isla más cercano a nuestro tiempo Don Fernando Rubió Tudurí, que dijo en su discurso de nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad de les Illes Balears: «a Menorca no es fa Ciencia, ja que no hi ha Universitat ni Centres de Investigacio, pero es pot fer ciencia de Menorca. A ca nostre no s’ha fet ciencia pero sobre Menorca sí que se n’ha feta», pero también concluye: «es convenient fer Ciencia a Menorca» y este será el modesto objetivo a seguir por mi parte.

Josep Rebordosa Serras

Voluntario

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Un nuevo alfabeto en la isla del Rey y dos aniversarios

Oscar Sbert
Un nuevo alfabeto en la isla del Rey y dos aniversarios

Illa del rei
11/05/24

Evoquemos en primer lugar que se está cumpliendo en este año de 2024 el vigésimo aniversario de la segunda reconquista de la Isla del Rey. Así puede denominarse el desembarco de una hueste de aguerridos y voluntariosos reconquistadores en 2004, tras cuarenta años exactos del abandono de esta joya geológica, arquelógica, histórica, cultural y social, una vez entró en funcionamiento el hospital militar de la calle de Vassallo.

Un aniversario que motiva todo tipo de reflexiones y por supuesto para los voluntarios actuales, muchos que estuvieron en aquel desembarco, y muchos más que se han ido incorporando desde entonces, el recuerdo de todos los esfuerzos que la recuperación del viejo hospital naval y militar, de los demás edificios y del entorno natural, ha conllevado, y el de los voluntarios de la primera hora que ya no están entre nosotros. Y el reconocimiento de todo lo que ello ha significado y significa para Mahón, su puerto y Menorca entera.

Entremos en materia del asunto propio de este artículo, como es la aparición en la isla de un nuevo alfabeto, un tanto peculiar y casi extemporáneo, como es el alfabeto Morse. En cuanto a alfabetos, el alfabeto latino ocupa el lugar prioritario que le corresponde, apuntemos que también el alfabeto árabe está presente donde procede, en la sala dedicada a la presencia musulmana en Menorca y en la correspondiente a las emigraciones, y en concreto en relación con la emigración a Argelia.

Todo empezó cuando el voluntario Vicente Marí, comandante del arma de Ingenieros (Transmisiones), apareció en la isla con dos manipuladores Morse, los aparatos que producen las series de puntos y rayas que conforman el código (tanto para letras como para cifras y signos ortográficos) utilizado en las transmisiones eléctricas primero y electromagnéticas (radio) después. Así que, considerando que la transmisiones son un recurso esencial en todo equipamiento, y sobre todo si se trata de un hospital, acordamos tenerlos en cuenta para mejor ocasión.

Mejor ocasión que se produce este año, el 180 aniversario de la primera transmisión Morse, entre Washington D.C. y Baltimore, que tuvo lugar el 24 de Mayo de 1844, y cuyo texto fue «What hath God wrought» (un versículo del libro de Números de la Biblia).

Así que, al contar con un espacio donde la señalización es su principal objeto (la sala donde se exhibe el modelo del puerto de Mahón con sus señales marítimas), hemos instalado dos puestos de transmisión, equipados respectivamente con los manipuladores citados y los elementos luminosos que emiten los mensajes. Están pues ya a la espera de cuantos quieran practicar y ejercitarse en este tipo de transmisiones, ejercicio que sin duda estimula la capacidad memorística, la atención visual y la retentiva mental. ¡Adelante pues, cuantos quieran ponerse a prueba!

Oscar Sbert Lozano

Voluntario

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Mi casa es tu casa. el primer hospital naval del mundo

Ian Warren

Illa del rei
28/04/24

Mi casa es tu casa. el primer hospital naval del mundo

Un aire de paz y tranquilidad una casa ‘mi casa es tu casa’ a todos los voluntarios que ayudan y han ayudado a restaurar este emblemático edificio, y visitantes que disfrutan del tiempo con nosotros.

Todos los domingos desde septiembre de 2004 un grupo de voluntarios recupera el 1er Hospital Naval Británico, liderados por un General español retirado de sangre menorquina y seguramente ser ( sin duda) de ascendencia británica a juzgar por su carácter sereno.

Los voluntarios llegan caminando hasta el Muelle del Hospital construido para facilitar el acceso al borde de Es Castell. A lo largo del paseo marítimo desde el Muelle es un viejo cañón de barco firmemente clavado en el suelo, utilizado anteriormente como un accesorio para el amarre de buques de guerra, el barco de Nelson El Foudroyant bien podría haber amarrado allí en noviembre de 1799.

En el lado de estribor del hospital se encuentran tres antiguas salas y un pasillo, una sala convertida en farmacia en 1802, año en que se convirtió en Hospital Militar Español, un pequeño pasillo y dos salas más de emergencia dedicadas ahora a la reparación y taller para que los voluntarios recuperen cada adición a nuestro museo. Un museo que muestra la vida, la muerte y la hospitalización.

Un museo que muestra la dedicación y el duro trabajo de los voluntarios presentando, aparte de cómo era el Hospital en la planta baja, una Historia del Puerto de Mahón y de todos los países implicados desde la pre-cristiandad hasta ahora, en la planta superior.

Extractos de un diario de 90 páginas del hospital, fechado en octubre de 1798 y hasta diciembre de 1799, registra los nombres de los pacientes, los barcos de los que procedían, sus enfermedades y el número de días que fueron tratados. Se está preparando un Dossier completo de los Barcos Navales para mostrar el número de personas a bordo e información de su viaje a Menorca.

Nelson visitó Menorca con su barco The Foudroyant del 13 al 20 de octubre de 1799, no hay constancia de que nadie estuviera enfermo en ese barco, sólo se puede suponer que sus provisiones eran del más alto nivel…

En septiembre de este año, 20 años después de la recuperación del hospital, se planea reconstruir el derruido Cuartel de los ayudantes del Cirujano, situado a estribor. Lleva el nombre de Milburn Warren, supervisor de las obras de ampliación del hospital entre el 18 de octubre de 1771 y diciembre de 1773.

En septiembre se hará una presentación al Embajador de España en el Reino Unido.

Ian Warren

Voluntario

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La nueva pinacoteca del antiguo hospital

Illa del rei
29/03/24

Recientemente, después de largos trabajos de mortero, pintura, rascado y barnizado de vigas y trabajos diversos se ha inaugurado una nueva sala en el antiguo hospital naval inglés. En los trabajos he contado con la inestimable ayuda del también voluntario Clive Morgan. La sala aloja la colección de arte de la Fundación Hospital Isla del Rey y se halla en la casa del director. És una pinacoteca formada por obras de arte que a lo largo de estos veinte años artistas profesionales, amateurs y coleccionistas han regalado para contribuir a este gigantesco proyecto aportando su grano de arena. La colección resultante, y en permanente crecimiento, está cargada pues de un alto valor simbólico, más que económico, porque es el resultado del compromiso social de todos los donantes a través del arte, tradicionalmente receptivo a todo lo que implica una mejora de la sociedad y de su bienestar.

En la colección encontramos obras de significados artistas menorquines en forma de óleos, fotografías, dibujos, grabados y acuarelas. Destacan los dibujos de Hermann Pabst -donados por su nieta Rita Pabst-, Sanshuguet, Lindsay Branson -estos últimos realizados en el carbón cuando el antiguo hospital era una ruina- así como un dibujo en rotulador del ferrerienc Nito Coll. La obra de Ricardo Aparicio también está presente con una litografía de grandes dimensiones. De entre los grabados merecen mención especial los exquisitos aguafuertes de Rafel Vidal, un espléndido grabado de Concha Ibañez de unas tanques menorquines, y un grabado de Blas García muy característico, con un papel hecho a mano y una temática onírica propia de su lenguaje.

Dolores Boettcher está presente con una delicada acuarela de la isla del Rey, como también lo es la que Graham Byfield dedicó con motivo de la visita de los Red Arrows a Menorca en 2014. Cerca de ellas se encontramos también las vistas de la isla del Rey a cargo de los pintores amateurs M. Seguí, J. Padrós e Inma Bagur, con óleos sobre lienzo de formatos inusuales.

Entre los artistas profesionales presentes en la colección merecen especial atención el óleo de Miquel Vilà, con una vista de la isla del Rey sobrevolada por un helicóptero y detrás de un acorazado, un óleo de un lloc menorquí de Pedro Mercadal y un espléndido José Roberto Torrent. El mahonés Tomeu Sánchez hizo donación en 2011 de un imponente óleo titulado «Bloody Island» en el que está representada la figura del rey Alfonso III rodeado de mapas antiguos de Menorca adheridos como collage.

La colección vivió una repentina y muy significativa aportación en verano del año 2021, cuando el matrimonio formado por Eva y David Slager dieron un total de ocho cuadros y una carta náutica. El matrimonio, de nacionalidad neerlandesa, había tenido en los últimos diez años una estrecha relación con Menorca y había participado en las diferentes iniciativas que la fundación lleva a cabo. De los ocho cuadros cuatro son de Kiku Poch y cuatro de Enric Gol. Enric Gol es un virtuoso del pincel interesado en el detalle y tratamiento del color. En la donación encontramos dos de sus temáticas más características: los bodegones y los interiores. En los primeros existe una clara influencia de la pintura holandesa del siglo XVII con una esmerada composición. En los segundos existe un muy exitoso tratamiento de la luz que ilumina los diferentes espacios interiores.

Kiku Poch, hijo de pintores, heredó de su padre, Poch Romeu, una clara predilección por el paisaje menorquín. Los cuatro óleos nos presentan distintos rincones de Menorca desde una mirada luminosa y expresiva. Encontramos, por ejemplo, unas espléndidas vistas del Fonduco y de San Antonio.

La nueva sala se encuentra junto a la dedicada a los eventos que se han llevado a cabo a lo largo en los veinte años de existencia. Se trata de carteles – entre ellos los de las obras de teatro organizadas por Juan Cubas- y fotografías de conciertos, exposiciones benéficas, visitas institucionales, sponsors, y los quince Foros Isla del Rey celebrados hasta ahora.

Carles Jiménez

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Exposición ‘La documentación del telégrafo óptico entre Mallorca y Menorca, archivo municipal de Capdepera’

Illa del rei
14/03/2024

La difusión y defensa del Patrimonio de la isla de Menorca, hoy ha marcado un nuevo hito en el establecimiento «Palacio de Isabel II» sede del Consorcio del Museo Militar de Menorca y antiguo Gobierno Militar de la isla, con la inauguración de la exposición «La documentación del telégrafo óptico entre Mallorca y Menorca, en el fondo Melís Cursach del archivo municipal de Capdepera» que desde el día 8 de marzo y hasta el día 7 de abril de este año, va a poder visitarse, de lunes a viernes (laborables) de 10,00 a 13,00 h, en la sala polivalente del Palacio de Isabel II.

La conferencia inaugural se ha celebrado en el incomparable marco del salón del trono del Palacio, que por primera vez se ha convertido en sala de conferencias, y que en este Día de la Mujer ha podido contar con la magnífica disertación de la responsable del Archivo Municipal de Capdepera, Dª María Massanet quien, a lo largo de 45 minutos, que a los asistentes se les han hecho muy escasos, ha deleitado a la audiencia con la historia de la preparación de la exposición, el motivo de su importancia y lo que se quiere contar en la misma.

Desde el Consorcio Militar de Menorca queremos agradecer al Archivo Municipal y al Ayuntamiento de Capdepera, la grata colaboración que hemos desarrollado y que es una muestra de los logros que se pueden alcanzar cuando las administraciones públicas cooperan.

También se ha de reconocer la siempre enérgica capacidad del General de Ejército Alejandre, cuya contagiosa y juvenil ilusión ha hecho posible el contacto y colaboración entre ambas instituciones y asegura que en un futuro sigamos esta misma senda.

La sala polivalente del Palacio de Isabel II, que aún no ha cumplido su primer año de existencia, ha logrado hacerse un hueco en la oferta cultural de Mahón y de Menorca, cumpliendo así uno de los objetivos del Consorcio que es la difusión de la historia y la cultura militar, en particular la relacionada con Menorca.

Fdo. Coronel Víctor Manuel Herrero Álvarez.

Presidente de la Comisión Permanente del Consorcio del Museo Militar de Menorca.


Hasta la incorporación de Menorca a España (Amiens, 1802), la frontera oriental de España era Mallorca y concretamente estaba en el castillo de Capdepera.

A partir de entonces, surgió la necesidad de comunicar la Capitanía General en Palma, con el Gobierno Militar de Menorca, encontrándose con la dificultad de transmitir (ordenes, peticiones, datos, información, etc.) a través del canal.

La distancia que separa las islas es de 23 millas, siendo el punto occidental de Menorca más próximo a Mallorca, el Cap d’Artrutx.

Inicialmente se transmitía la comunicación por vía marítima con una embarcación escampavías, lo cual tenía sus dificultades, sujeto a las condiciones del mar, con el consabido retraso en caso de notificaciones urgentes.

Empezaron a hacerse pruebas visuales para buscar la mejor opción de instalar una torre en Menorca que tuviese buena visibilidad desde Mallorca, siendo la opción elegida el cabo Bajolí, al Nor-Oeste de la isla, dado que su elevada cota – a pesar de estar más alejado de Capdepera que Artruix – le confería mejor fiabilidad.

Las pruebas iníciales fueron a base de banderas, bolas y postes, siendo elegido definitivamente el sistema de bolas. Eran unas bolas muy grandes hechas de mimbre, forradas de lona y de una tela de color negro, había varias y estaban suspendidas a cierta altura de un palo horizontal, estableciéndose un código que identificaba según su posición (a distinta altura) su significado (letras o números), luego con un código manual se descifraba la frase que correspondía a cada numeración.

Palma y Capdepera ya tenían buena comunicación con torres a lo largo de Mallorca y en Menorca también se estableció el mismo sistema de torres desde la de Bajolí, a Artruix, Monte Toro, Binibeca y La Mola. Desde donde se transmitía finalmente al Gobierno Militar.

Pocos años después de la implantación del Telégrafo Óptico, apareció la telegrafía eléctrica, instalándose un cable submarino que enlazaba Mallorca con Menorca, pero con frecuencia sufría desperfectos dificultando la transmisión, por lo que se mantuvo el sistema de bolas durante un tiempo para garantizar las comunicaciones.

Evidentemente, la frontera oriental de España fue trasladada a la Mola, desalojando la agrupación de dragones, el Castillo de Capdepera.

Fdo. José María Cardona-Natta

Voluntario Isla del Rey

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Arrecifes mediterráneos: el trottoir en Menorca

Illa del rei
03/03/24

Cuando se habla de arrecifes tendemos a imaginarnos los coloridos y espectaculares arrecifes tropicales y, en la mayoría de los casos, desconocemos los que son propios del mar Mediterráneo. Técnicamente se define un arrecife como una estructura sólida formada por organismos vivos que modifican física y ecológicamente el ambiente circundante. Se denominan bioconstrucciones, ya que aumentan de espesor y volumen a lo largo del tiempo como resultado de la acumulación durante varias generaciones de los organismos que las constituyen. Las especies bioconstructoras pueden ser organismos invertebrados (los corales por ejemplo) o algas (rojas del orden Corallinales), pero tienen la característica común de formar estructuras duras como resultado de la deposición de carbonato.

En el mar Mediterráneo, el alga roja Lithophyllum byssoides, presente en el piso mediolitoral, situado a unos centímetros sobre el nivel del mar, forma bioconstrucciones que han sido comúnmente denominadas «trottoir» (término francés para designar una estructura dura que toma la forma de un bordillo o acera) o «cornisa».

Estas cornisas son propias de la cuenca noroccidental del Mediterráneo, caracterizada por sus aguas más frías en comparación con áreas más meridionales, y se distribuyen exclusivamente en zonas de roca con elevada pendiente, fuerte impacto del oleaje y preferiblemente con poca iluminación. Tanto la especie como los arrecifes que forma, son muy abundantes sobre sustrato calcáreo, aunque también puede estar presente en roca granítica o metamórfica. Son ecológicamente importantes porque su superficie porosa ofrece refugio a otros organismos, otorgándole una elevada biodiversidad. Además, el crecimiento lento de los tallos vivos, estimado en 2-3 centímetros/año, hace que estas estructuras tengan una longevidad tan alta que pueden ser consideradas unos monumentos naturales, algunas formaciones han sido datadas aproximadamente en unos 4000 años.

Desde la Estación de Investigación Jaume Ferrer se llevó a cabo un estudio de cartografiado para identificar su distribución en el litoral rocoso de Menorca. Las mayores extensiones de estas bioconstrucciones aparecen en la costa septentrional de la isla, concretamente en los islotes de Addaia, La Mola de Fornells, el Cap de Cavalleria y en los acantilados desde Cala Morell hasta Ciutadella (los resultados se pueden consultar en el visor de la Estación: http://www.ba.ieo.es/eijf/). Aquí los tramos de costa muy elevados, en algunas ocasiones extrapolados, con presencia de grietas y porciones de la costa con muy poca iluminación, unidos a una fuerte exposición al oleaje, ofrecen el hábitat óptimo para la fusión de las poblaciones de la especie y favorecen su cimentación.

En la zona sur, en cambio, el arrecife es menos frecuente y poco desarrollado. Aquí la roca está formada por calcarenitas, unas rocas sedimentarias formadas por la consolidación de arenas calcáreas, que aportan una elevada vulnerabilidad a la acción erosiva del mar.

Si bien en este estudio no se realizó un análisis exhaustivo del estado de conservación de los arrecifes, que hubiera requerido un esfuerzo de muestreo mucho más intensivo del que se llevó a cabo, los resultados obtenidos muestran que los arrecifes de trottoir en Menorca se encuentran en buenas condiciones. A excepción de algunas formaciones de la Mola de Fornells, que presentaban el característico color blanquecino indicador de la muerte de la especie, no se han detectado arrecifes que hayan sufrido una degradación importante por impactos antrópicos o naturales.

Por tratarse de una especie formadora de hábitats que albergan una gran biodiversidad y por su papel como indicador biológico del estado de calidad del agua costera, esta alga está protegida por el convenio de Barcelona y sus arrecifes son un hábitat recogido en la Directiva Hábitat y en el Catálogo Español de Especies Ame­nazadas. Además, los arrecifes constituyen un buen indicador ecológico a medio y largo plazo, incluso a nivel de eras geológicas como «paleomarcador». A nivel geológico, el contenido de carbono orgánico e inorgánico presente en la cornisa de trottoir sirve también como indicador de los cambios del nivel del mar a lo largo de siglos e incluso milenios.

Por último, se considera que las algas Corallinales son fundamentales en el ciclo del carbono y del carbonato en las aguas costeras y templadas, de modo que tendrían importancia en el marco del actual cambio global. De hecho, en un escenario de cambio climático, los arrecifes de trottoir no están exentos de amenazas. Por un lado, la temperatura afecta negativamente a la densidad de calcita presente en las finas paredes celulares, debilitándolas y aumentando la fragilidad de las formaciones. Por otro lado, la subida del nivel del mar probablemente constituya el mayor desafío para su supervivencia.

Los resultados de este trabajo nos proporcionan una imagen general sobre la distribución de estos arrecifes biogénicos a lo largo de toda la costa de Menorca, por lo que constituyen un punto de partida imprescindible para estudios más específicos sobre el conocimiento científico de estas formaciones.

Maria Elena Cefalì

Estació d’Investigació Jaume Ferrer, Centre Oceanogràfic de Balears (IEO)

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Los tres artistas de la Isla del Rey

Vivian Perrier
Vivian Perrier

Illa del rei
15/02/24

Afinales de 2024, la Fundación del Hospital de la Isla del Rey celebrará veinte años de trabajo ininterrumpido a pesar de todas las dificultades y vicisitudes que ha encontrado. Desde hace veinte largos años, no ha dejado de escrutar y examinar cada piedra, cada baldosa y cada viga para consolidar, cuidar y reparar este inmenso «mamut», objeto de constantes diagnósticos y trabajos minuciosos, a menudo sólo con los medios a su alcance y una energía inagotable. ¿Quién habría apostado un céntimo por el renacimiento de esta triste ruina cuando, a finales de 2004, un grupo reducido de voluntarios, comenzó valientemente a poner en marcha este colosal proyecto?

Hoy en día, el Hospital se ha convertido de nuevo en una de las mejores joyas de la corona del puerto de Mahón, tras la enorme obra de reconstrucción. Ahora alberga un extraordinario museo de medicina, así como un Centro de Interpretación en la primera planta, que recorre las grandes horas de la historia del puerto de Mahón. Es justo decir que la singularidad del grupo de voluntarios reside en la variedad de sus talentos: cada uno posee un saber-hacer particular que va desde un aprendizaje adquirido en este terreno hasta una experiencia profesional de muchos años que, en cierto modo, se ha reciclado en este proyecto. Pero aunque todos encuentran su sitio y su utilidad en un conjunto tan diverso, unos pocos se destacan por el toque de belleza, el «plus» estético que han añadido a este espacio que, sin su creatividad y maestría, probablemente habría parecido menos brillante.

Ya en la fase de reconstrucción, María Paz de Andrés expresó su deseo de crear vitrales para las capillas de la isla. Esta artesana, atraída desde muy joven por las artes del dibujo y de la pintura, había estudiado en las escuelas de Artes y Oficios del distrito madrileño de Latina. Tras un primer periodo en Menorca, se formó en técnicas vidrieras, también en Madrid. Después, de forma autodidacta, aprendió la técnica del vidrio tallado (técnica de las lámparas Tiffany), que trasladó al vitral. Partiendo del diseño general, realiza un dibujo preciso de cada pieza, después selecciona el vidrio (color, textura, transparencia, etc.), numera cada pieza (a veces muy pequeña) que corta delicadamente y pule, antes de ensamblarlas y soldarlas con una malla de plomo. Esta tarea benedictina puede durar meses para un solo vitral, pero ella ha perdido la costumbre de contar las horas. Su trabajo ilumina y magnifica las capillas anglicana y católica, cada una con su propia sacristía, así como el pequeño oratorio de las monjas en el piso de arriba. Paz también es autora de otras obras ornamentales: un mosaico decorativo (sala de la Cámara de Comercio), un panel monumental que combina diferentes técnicas (en la boutique), los mosaicos de plantas para el departamento de Farmacia y de peces para el de Malacología. Según María Paz, «el sentimiento de belleza es algo que todo el mundo lleva dentro. Algunos lo guardan para sí. Otros sienten la necesidad de expresarlo, de un modo u otro«.

A principios de la década de 2000, la capilla católica presentaba un aspecto de total desolación. Esta capilla, construida a finales del siglo XVIII durante la dominación española de la isla (recuperada a los ingleses por el rey Carlos III), y dedicada a San Carlos Borromeo, parecía haber sido utilizada como cuartel por las hordas de Atila. Sólo los cuatro frescos de grisalla que adornan el techo habían sobrevivido, aunque muy dañados por la humedad que había reinado durante 40 años en un lugar abierto a los cuatro vientos. Uno de nuestros voluntarios, Toni Arcas, aceptó el reto de salvar estos frescos de una desaparición segura.

Licenciado en Bellas Artes y pintor, Toni trabajó como profesor y director en la Escuela de Arte de Menorca hasta su jubilación hace dos años. Su primera tarea fue arreglar la pintura para que el daño no se extendiera a todo el fresco. A continuación procedió a la restauración propiamente dicha, utilizando los métodos y técnicas pictóricas más adecuados. Para reconstituir el dibujo central, el pintor ha tomado como referencia fotos antiguas que mostraban los frescos en mejor estado de conservación: los cuatro evangelistas representados con sus atributos (águila, buey, león, ángel). En cuanto a la decoración que rodea a cada figura, es más o menos la misma para los cuatro frescos, y el que mejor se ha conservado sirve de referencia para el trabajo en los otros tres. Todo el proceso requiere una gran precisión, delicadeza y concentración. Por no hablar de que el pintor trabaja «a lo Miguel Ángel», de pie o contorsionado sobre un andamio, con el brazo constantemente levantado en un ejercicio difícil y agotador. Toni tampoco cuenta sus horas: calcula que el proyecto estará terminado para la primavera de este año. Una restauración larga, tan estupenda como inesperada. ¡Bien hecho, artista!

Por último, una tercera persona ha elegido, ya jubilada, otra forma de expresar su sentido de la belleza: reproducir todo el patrimonio histórico y arquitectónico de Menorca en maquetas de diversos tamaños. Esta es la inmensa tarea que se ha propuesto Toni Bagur, recogiendo todo lo destacable de la isla: molinos de viento, casas señoriales, monumentos, torres de defensa, «barracas de bestiar», la Naveta des Tudons, el Lazareto, la plaza d’Es Castell, el Castillo de San Felipe (¡en su totalidad!), el Hospital y la Basílica de la Isla del Rey, la iglesia de Sant Lluis, … y todos los edificios históricos que adornan las dos orillas del puerto de Mahón. Como dice Toni con modestia: «Todo lo que aprendí en la construcción, lo aplico simplemente aquí a mis modelos«. Pero hay que verle trabajar, en el silencio y la calma de su pequeño taller de Sant Lluis, para apreciar su destreza: rodeado de una panoplia de herramientas muy sencillas -una lima, unas puntas, una pequeña sierra muy fina- y de un material casi único, el marés, que sabe trabajar como un auténtico orfebre, hasta obtener, por ejemplo, pequeños elementos de 2 milímetros de grosor. Cada pieza está hecha totalmente a mano, pequeñas tejas y minúsculas ventanas, arcos y campanarios, con una precisión y perfección admirables. Algunas de estas deliciosas miniaturas se han instalado en la sala del Centro de Interpretación dedicada a los edificios históricos que bordean el Puerto de Mahón. Las demás, repartidas por las distintas salas, dan una idea lo más fiel posible de los edificios que componen el patrimonio arquitectónico de la isla: una contribución de primer orden para un mejor conocimiento del pasado de Menorca.

Lo que estos tres artistas-voluntarios tienen en común es el gusto por la belleza, la preocupación por el trabajo bien hecho, el dominio de técnicas complejas, el donativo ilimitado de su tiempo: todo esto lo comparten generosamente. Para deleite y asombro de los visitantes que acuden cada verano a reencontrarse con la historia de la isla.

Viviane PERRIER

Voluntaria

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Restaurar-reformar-reconstruir en la Isla del Rey

Miguel Sintes Arquitecto
Voluntario

Illa del rei
31/01/24

Tres palabras iguales escritas en castellano o en catalán, tres palabras discutidas y debatidas en el mundo del urbanismo y la arquitectura. Tres significados diferentes según la real academia de la lengua, que define la primera como: Reparar, renovar, o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía, la segunda como: Modificar algo, por lo general con la intención de mejorarlo. Y la tercera: Volver a construir, pero esta tercera definición, tiene una segunda versión que dice: Unir, allegar, evocar recuerdos o ideas para completar el conocimiento de un hecho o el concepto de algo. A esta versión nos vamos a referir más adelante.

La letra R, como inicial de una idea, se ha vuelto viral en estos últimos años, Reducir, Reutilizar, Reciclar, Repensar, Resiliencia, Recuperar, etc. y parece que no sirven ya las tres enunciadas al principio, estas tres palabras que todos conocemos y que todos entendemos.

Pero mi escrito no va dirigido a la Real academia o a las redes sociales, que casi ya son mas importantes que la propia academia, mi escrito va dirigido a las personas que han dedicado mucho tiempo, en los que me puedo incluir en estos últimos años, a Reconstruir un patrimonio para «evocar recuerdos o ideas», si la segunda definición de Reconstruir en la que incluiría las otras dos Restaurar y Reformar que han sido y son la locomotora de cualquier Reconstrucción.

Quiero ser sincero y confesar que en un principio, por allá el 2015, cuando empecé mi aventura en la Isla del Rey de la mano de la Fundación, tenia ciertas dudas del como se estaba recuperando este patrimonio. Todo el mundo participaba aportando material, opiniones, ideas, algo increíble todos los domingos. Me costó un poco entenderlo, convencerme de algo, que en mi formación y manera de pensar encajara. Pero el tiempo suele dar la razón y analizando y dedicando el tiempo a pensar cada domingo, poco trabajo manual no lo niego, el valor social e histórico de la Isla del Rey supera cualquier concepto de disciplina académica.

Pero quiero insistir, me costó asumir la forma de restaurar sin una idea clara y única, me costó entender que se aportaran materiales y se colocaran a la manera de cada uno, me ha costado ver como se alteraban o añadían elementos arquitectónicos no originales, me ha costado ver el conjunto y no el detalle, en definitiva, que la realidad ha cambiado mi pensamiento, me siento decepcionado de no ser capaz de entenderlo al principio, pero feliz de comprenderlo ahora.

Proyectos realizados y proyectos en trámite, como -la rampa- que permitirá mejorar el acceso a personas con movilidad reducida, la colocación de un -ascensor- para poder visitar el interesante centro de interpretación del puerto de Mahón, la recuperación del antiguo sistema de recogida de -aguas pluviales-, la recuperación del- depósito de cadáveres-, el muelle sur, el muelle norte, el muelle oeste, en definitiva, que esto continua unos cuantos años más si llega la ayuda de la administración. No os alarméis, no es un dardo que he lanzado, porque la implicación del ayuntamiento de Mahón-Maó, del Consell Insular, del Govern autonómico y central es ya fundamental. Y alguien pensará que es lo mínimo que pueden hacer porque es de propiedad pública, y es verdad, pero están, ayudando en base a sus prioridades, y a esto hay que valorarlo muchísimo.

Volvamos al término Reconstruir. En el conjunto edificado de la isla del Rey le falta un trozo, un pequeño edificio derruido a principios de 1900, sin conocer el motivo, talvez un incendio, talvez un fallo estructural, no conseguimos saberlo, pero lo que si vemos son las imágenes, dibujos, cimentaciones, sótano, restos de muros, marcas en los muros del edificio principal, y un sinfín de datos que aseguran la existencia del edificio. Parece fue el albergue de personal sanitario, puede ser. Ahora se plantea su reconstrucción para valorar realmente la magnitud del conjunto del hospital. Reconstrucción parcial, que no total, por los restos que se conservan, pero el término correcto es Reconstrucción.

Y aquí empieza el debate técnico-cultural, opiniones para todos los gustos. Nadie posiblemente tendrá la solución perfecta, algunos querrán levantarlo miméticamente, otros esqueléticamente y otros no querrán ni planteárselo. Una decisión sin mucho consenso seguramente.

Repasando cartas de Restauro, revisando diferentes experiencias ejecutadas, leyendo artículos de diferentes profesionales, y escuchando opiniones de la gente en general, no hay ecuación por resolver.

Quien tomará la decisión y será capaz de convencer lo suficiente para que llegue a ejecutarse y como?, en estos momentos, no lo sé, pero deseo y espero que sea algún profesional de la arquitectura. Ahora ya estáis pensando que escribo todo esto porque me gustaría ser yo mismo, seguramente no pensáis mal, pero cualquier cosa puede pasar y solo pido que sea un profesional de la arquitectura.

La solución que puedo proponer la tenéis al final de este párrafo, como conclusión a las premisas que voy a exponer a continuación:

1-El valor arqueológico de un conjunto edificado a principios del siglo XVIII es la capacidad de construirlo en aquel momento con los materiales y herramientas que disponían.

2-Recuperar un volumen inicial, simétrico al existente, es recuperar la magnitud de lo edificado.

3-Darle un uso social, es volverlo a la vida, no vale que sea un mero objeto de contemplación.

4-La importancia del volumen supera el mimetismo formal de las fachadas, las fachadas deben dar respuesta al uso interior.

5-La estructura no debe condicionar las dimensiones de los espacios interiores. Estamos en otro momento de la historia y la tecnología.

Total que RECONSTRUIR:

«Unir, allegar, evocar recuerdos o ideas para completar el conocimiento de un hecho o el concepto de algo». Fácil no?

Miguel Sintes Coll

Voluntario

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De corsos y corsarios

Admiral Sir George Anson (1697-1762), Baron Anson of Soberton

Admiral Sir George Anson (1697-1762), Baron Anson of Soberton

Illa del rei
24/01/24

Bien sabemos que debemos el nombre a nuestros cercanos vecinos mediterráneos de Córcega, aunque la actividad se pierda en la noche de los tiempos y a lo ancho y largo de los siete mares. Algo de sus modos y maneras debió llegarnos, cuando en Menorca no somos ajenos a esta arriesgada, aunque también productiva actividad.

Toni Casasnovas que quiere tratar del tema en el Centro de Interpretación del Puerto de Mahón que crece en la Isla del Rey, nos ha metido el gusanillo de nuestros corsarios en el cuerpo, cuando nos llega una noticia impresionante ligada al tema. Se trata del inicio de publicación de los llamados «Prize Papers» documentos robados por corsarios británicos entre 1652 y 1815 que contienen entre otros miles de efectos, 160.000 cartas que nunca llegaron a su destino, muchas de las cuales aun sin abrir. Se trata de archivos personales de pasajeros, documentos de los propios barcos como sus cuadernos de bitácora, pasaportes, escritos oficiales, nombramientos, testamentos, objetos pequeños como joyas o muestras textiles. Estos «papeles» estuvieron depositados inicialmente en la Torre de Londres y posteriormente fueron trasladados a los Archivos Nacionales de Kew al suroeste de Londres, donde fueron desempolvados y descubiertos a partir de 2018. El proyecto «Prize Papers» está dirigido por la profesora Dogmar Freist experta en Historia Moderna de la universidad alemana de Oldenburg, doctorada en Cambridge. Opina que «este descubrimiento permite mirar la globalización, la expansión europea y el colonialismo desde la perspectiva de la vida cotidiana de hombres y mujeres e incluso niños». En lo de la globalización coincide con Ramón Tamames –«La mitad del mundo que fue España-cuando asegura que la española fue la primera durante varios siglos.

Los documentos se han conservado intactos dado que en aquel tiempo el papel se hacía con algodón. El proyecto de recuperación y digitalización está previsto que dure hasta 2037. Dada la cantidad de material de procedencia española, nuestra Embajada en Londres sigue atenta los trabajos. Por supuesto, testimonios entrañables de vidas separadas, de noticias alegres y tristes; de frustraciones y encuentros; pura vida. Un ejemplo: Francisca Muñoz escribe desde Sevilla en 1747 a su marido Miguel Atocha que se encontraba en México y le recrimina -¿es que allí no hay papel ni tinta?-no haber recibido contestación a sus cartas anteriores, sospechando un abandono, sin saber que estas a lo mejor andaban ya amontonadas en la Torre de Londres.

Para los voluntarios de la Isla del Rey especialmente entre los británicos, hay una referencia de esta crónica, de gran significado.

Entre los miles de barcos capturados en 150 años de guerras-se habla de 35.000 – se encontraba el «Nuestra Señora de Covadonga» botado en Cavite, que operaba como «galeón de Manila» entre Acapulco y la capital filipina, transportando plata y 533 personas a bordo (223 tripulantes, 43 soldados y 264 pasajeros) . Fue atacado a mediados de 1743 sobrepasadas las Islas Marianas en plena Guerra del Asiento (1739-1748) por el HMS «Centurión» de 60 cañones, 44 metros de eslora y 14 de manga al mando del comodoro británico, George Anson.

Por casualidades de la Historia, un descendiente del Comodoro que lleva su mismo nombre y apellido, ha sido y es uno de nuestros mejores apoyos en la reconstrucción del Hospital Naval británico de 1711. Es una especie de retorno moral de una persona a la que respetamos y queremos, desde luego no responsable de que su antepasado nos hiciera la guerra con el corso, allá por el otro lado del mundo, obedeciendo a la Corona de Londres.

¡Son estas bellas historias que enriquecen nuestra vida diaria! Porque en cada voluntario hay una especie de corso que rapiña lo que puede donde puede, al mismo tiempo que ofrece lo mejor de si mismo en beneficio de la comunidad, esta que conformamos todos.

Luis Alejandre Sintes

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Diez años de seguimiento de la temperatura del agua en los ecosistemas litorales de Menorca

Diez años de seguimiento de la temperatura del agua en los ecosistemas litorales de Menorca

Illa del rei
22/01/24

La Estación de Investigación Jaume Ferrer completa el décimo año de registro continuo de la temperatura del mar a distintas profundidades en las dos Reservas Marinas de la Isla.

El cambio climático es un problema global que afecta a todas las regiones del planeta. No obstante, algunas de estas regiones pueden verse afectadas de manera más severa que otras, como es el caso de la cuenca mediterránea. Informes recientes apuntan a que el Mediterráneo, al ser un mar semicerrado, podría estar calentándose hasta un 20% más rápido que la media mundial. El calentamiento global representa, por tanto, una amenaza más para este mar que ya está experimentando un deterioro importante debido a fuertes presiones antropogénicas, como la sobrepesca, la destrucción de los hábitats marinos o la contaminación.

Entre los efectos relacionados con la «tropicalización» del Mediterráneo se encuentran, por ejemplo, el incremento en la frecuencia e intensidad de las olas extremas de calor, generalmente relacionadas con mortalidades masivas de diversos organismos marinos, los cambios en la distribución, crecimiento y patrones reproductivos de las especies autóctonas o la aparición de nuevas especies exóticas, mejor adaptadas a climas cálidos y que podrían llegar a desplazar a las especies locales. Estos efectos suponen una transformación de los ecosistemas marinos tal y como los conocemos hoy en día.

Por su situación geográfica, el Mar Balear constituye un magnífico caso de estudio sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas de la cuenca mediterránea occidental. Actualmente, las Islas Baleares participan en la red internacional T-MedNet (www.t-mednet.org) con cinco estaciones de recogida de datos: una en Ibiza, dos en Cabrera y dos en Menorca. Esta red integra los registros de temperatura a diferentes profundidades de más de 70 localidades repartidas a lo largo de todo el Mediterráneo y facilita el intercambio y el análisis de los datos entre la comunidad científica. La colaboración internacional en este ámbito resulta fundamental, ya que permite contrastar los registros de temperatura a diferentes escalas espaciales.

Desde 2014, la monitorización de las dos estaciones de Menorca forma parte de un programa de seguimiento de la Estación de Investigación Jaume Ferrer, encargada de realizar el mantenimiento de los sensores de temperatura y la descarga y actualización de los datos recogidos. Los sensores, programados para registrar un dato de temperatura cada hora, se encuentran fondeados a intervalos de cinco metros desde la superficie hasta la cota de 25 metros de profundidad en Illa de l’Aire y de 40 metros en Illa de Porros. Ambas localidades son actualmente reservas marinas que cuentan con una gestión dirigida a minimizar otros factores de impacto sobre los ecosistemas marinos, por lo que resultan idóneas para evaluar los efectos del cambio climático evitando las posibles sinergias que podrían producir dichos factores. Asimismo, las dos áreas marinas protegidas son objeto de diversos estudios científicos, que se ven beneficiados al contar con un registro de temperatura de alta resolución que facilita poder identificar las posibles causas de los cambios ecológicos observados.

Los datos de temperatura registrados durante los últimos diez años en ambas localidades de Menorca son de acceso abierto en el Visor de la Base de Datos de la Estación Jaume Ferrer (www.ba.ieo.es/eijf) y en la página web de T-MedNet. Este registro de temperatura de toda la columna de agua permite describir las características base del entorno marino de la isla (temperaturas máximas y mínimas, diferencias térmicas en profundidad, estratificación de la columna de agua en los meses de verano, variabilidad interanual de la capa de mezcla, etc.), así como detectar anomalías térmicas en determinados años.

Un ejemplo de estas anomalías son las sufridas en las aguas costeras menorquinas durante los veranos de los dos últimos años. En 2022 se registraron temperaturas máximas que superaron los 29°C desde superficie hasta la cota de 20 metros. Además, la temperatura promedio se mantuvo por encima de los 27°C durante más de 50 días del año en estos primeros 20 metros de la columna de agua, y hasta 70 días en la capa más superficial. La anomalía sufrida en 2023 no fue tan severa como la del año anterior, aunque igualmente se alcanzaron valores máximos superiores a 29°C en los primeros 10 metros de profundidad y se mantuvieron temperaturas medias por encima de los 27°C durante más de 40 días del año.

Este límite de temperatura de 27°C está considerado como un umbral fisiológico crítico para la supervivencia de determinados organismos marinos, principalmente especies sésiles que viven fijas al sustrato como corales, gorgonias, esponjas, moluscos, algas o briozoos. Aquellos años en los que se supera dicho umbral durante periodos prolongados suelen ir asociados a eventos de mortalidad masiva de muchas de estas especies, como los que ya se han observado con anterioridad en diferentes puntos del Mediterráneo occidental.

El monitoreo de las variables ambientales es, por tanto, una herramienta muy útil a la hora de evaluar el estado de conservación de los ecosistemas marinos y las condiciones a las que se han adaptado, explicar algunos de los cambios detectados y modelizar los escenarios futuros de cambio climático. De hecho, el seguimiento en continuo de la temperatura se está ampliando a otras variables ambientales, como la intensidad y frecuencia de las corrientes dominantes, mediante la instalación de correntómetros autónomos fondeados a diferentes profundidades. El objetivo es aumentar el conocimiento de las características ambientales y facilitar la interpretación de los resultados observados en los diferentes estudios que se realizan actualmente en las dos reservas marinas de Menorca.

Juancho Movilla.

Técnico de la Estación Jaume Ferrer, Centre Oceanogràfic de Balears (IEO, CSIC)